Trabajando con embarazadas, se descubre la gran sensibilidad y la gran apertura que tiene el hombre. Sin embargo, socialmente parece que adopte sólo un rol de mero espectador, cuando en realidad es un coprotagonista.

Ser padres es cosas de dos, respetando por supuesto la opción de ser madre soltera. La mamá necesita el soporte del papá, la calidez, que sea cuidadoso, porque todo lo que siente la mamá lo siente también el bebé. Es importante que los padres sean conscientes de ello.

Estando con la mujer y participando en talleres y otros ejercicios, los hombres se sensibilizan mucho y cambian de actitud. En la parte final del parto, los hombres saben que tienen que encargarse de las cuestiones prácticas, ya que las mujeres tienen que estar centradas, concentradas en el parto y en lo que hace su bebé, en el movimiento que genera, ayudándole. De las cuestiones prácticas se tiene que encargar la pareja.