El bebé producto de un parto prematuro es un bebé problemático, fundamentalmente porque no ha terminado de madurar algunos de sus órganos y sistemas. Es de destacar, por ejemplo, la inmadurez del pulmón, que puede plantearle graves problemas de oxigenación y de respiración.
Asimismo, el bebé prematuro es también más sensible a las infecciones, con algún problema metabólico relacionado con los hidratos de carbono, con el azúcar. En definitiva, es un bebé que en el momento de nacimiento pasa una situación de crisis que debe ser resuelta en centros muy especializados, concretamente en centros de cuidados intensivos neonatales, que es donde se encuentran las incubadoras.
Ahora bien, superada esta crisis, el niño puede tener un desarrollo y un crecimiento normal.
