El tabaco y el alcohol durante el embarazo constituyen dos sustancias peligrosas. La normal general sería no consumir en absoluto ninguna de ellas.
Pero pormenorizando y personalizando, en algún caso se podría llegar a un pacto entre el especialista y la mujer para que se consumiera con moderación algún tipo de alcohol no destilado, como por ejemplo el vino o la cerveza, o algún cigarrillo excepcionalmente en mujeres muy fumadoras. Pero lo mejor es no ingerir ni tabaco ni alcohol en absoluto durante el embarazo.